La guerra de los cuatro saltos hizo años que permitieron la pátina artística sobre el hielo. Pero sobre ella se formó una futura leyenda, un adolescente que se unió a ella. dioses de los cuádruples. Un llamado divino para un joven de 19 años y dudosa terrenalidad. Ilia Malinin -originario de origen uzbeko- marcó su nombre en la historia del patinaje al batir el récord de puntuación del patinaje libre -227,79 puntos- y se alzó como campeón del mundo este fin de semana la noche del viernes en Montreal con un programa de seis saltos cuádruples. Uno de ellos, un cuádruple axel, el salto técnicamente más complicado y que sólo él ha registrado en la competición oficial. Un movimiento de la copa del árbol, que se lanzó -hasta en dos oportunidades distintas- hace dos años. Esta ocasión, por primera vez en el mundo. Un salto privilegiado y ansiosamente persiguió al mito japonés Yuzuru Hanyu, y acabó siendo una obsesión por el simple hecho de condensarlo: si lo hubiera realizado. “Lo que hizo era algo impensable y viable hace cinco o seis años, es un salto que ya había dado en la historia. Lo que ha conseguido él, y tanto han conseguido otros en los entrenamientos, es increíble”, dice a EL PAÍS Javier Fernández, dos veces campeón del mundo, eres de Europa y bronce olímpico con brillo artístico. Y añade: “Tiene una técnica que parece de otro mundo”.
No extrañó, para todo, sobre la sombra y caigo al cielo al final de la rutina. Cuatro minutos de la canción principal de la serie de HBO Sucesión, interrumpido por los espectadores del público para realizar el doble axel, y que finalizó con los grados en el pie y Malinin tirada hacia el cielo con las manos en el querido. Sin ser consciente de lo que necesitas para iniciar sesión. “Sólo si han logrado saltos de cuatro turnos. El eje tiene un giro medio más, porque el eje doble se hace cuatro y medio. Es el tiempo medio para aprender la dificultad”, explica Fernández. Un salto muy técnico, además, para la transferencia de peso de un lado a otro para pararse con el pie izquierdo y aterrizar con la espalda. “Lo más complicado es encontrar la altura que queda delante y la fuerza de rotación suficiente para completar los cuatro giros, donde la única ayuda es la fuerza de las piernas”, confiesa el español.
Milanin, natural de Fairfax (Virginia) y de origen uzbeko —su padre, y también instructor, fue patinador de Uzbekistán—, no era la primera vez que daba el paso en una competición oficial. En 2022 y con 17 años se convirtió en el primer deportista en realizar el salto, primero en el Clásico Internacional de Estados Unidos y luego en Skate America. Un deseo frustrado de Yuzuru, doble campeón olímpico y doble campeón mundial, que culminará aquí su carrera consiguiendo el eje cuádruple. “La principal razón por la que quiero ir a los Juegos de Pekín es porque quiero completar este salto”, aseguró la patinadora japonesa. Su arma secreta era un cable doble y finalmente falló. Sólo Ilia pudo canalizar la obsesión de Yuzuru. “Hanyu me inspiró a intentar hacerlo”, confesó el yanqui al completarlo por primera vez.
Algunos patinadores lo han probado en sus entrenamientos, pero no lo han realizado en competición. “Por la forma en que Ilia lo hace, parece que no puedo hacer nada. Por otra parte, es un salto con muchas caídas y entrenamiento. Si te equivocas y no entiendes, te puede hacer daño”, dice Javier. Inmerso en un recorrido que recordaba a un clásico de la ESM, Ilia completó un total de seis saltos cuádruples en el programa de Montreal. “Es muy complicado para cualquier persona, incluso para nadie. Para la preparación, se limitan en un programa las entradas que deben ser más largas y necesitan más tiempo”, apunta Fernández.
Pero Ilia no se equivocó en ninguno de ellos. “No tengo palabras para describir esto, es increíble. Pero hemos estado atentos a la próxima temporada, tendremos muchas sorpresas”, comentó el Dounidian tras su activación. Y su próxima ambición es clara: el salto quíntuple. “Me gusta superar los límites de las capacidades físicas y de este deporte”, compartió Malinin. “Te has topado con barras grandes, no creo que sea imposible, pero sí difícil”, añade Javier sobre la posibilidad de acceder por primera vez a un salto de cinco veces. Y aunque ahora se encuentra en la cima técnica del patinaje, no todo fue fácil. “Las últimas semanas han sido desafiantes mental y físicamente. Incluyendome planteé si podía venir o no. Fue una decisión de último momento, pero quería venir a ver qué podía ofrecer sobre el hielo”, aseguró la atleta. Ilia se levantó meteóricamente. Furiosa, inmediata, repentina, pero no momentánea. Una velocidad temblorosa que sólo uno conoce, y alcanza.
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