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Don Josepe, a mí eso de ‘Hakuna’ me recuerda a la película de ‘El Rey León’: ‘Hakuna matata’. ¿Tiene algo que ver?
Tienen que ver el nombre y, luego, toda la filosofía de fondo: «Disfruta y sé feliz. No hay problemas». Eso inspira un poco toda la espiritualidad de Hakuna. Somos unos cuantos que queremos seguir a Cristo con un estilo determinado.
¿Me puede explicar qué es un carisma de manera que yo lo entienda?
Un carisma es como una luz. El Espíritu Santo, que es la vida íntima de Dios, de vez en cuando ilumina a los hombres con una luz especial. Con los carismas podemos ver, con más riqueza, la realidad que ya existía. La belleza de Jesucristo se hace más visible a los hombres.
¿Cantáis rezando? ¿Rezáis cantando? ¿Cómo es eso exactamente? ¿Y quién es el artista que está detrás de esas letras y de esa música tan pegadiza?
Rezamos cantando y cantamos rezando. Las canciones educan el alma. Las canciones canalizan las inquietudes del alma. Y las canciones ponen en contacto mi corazón con el corazón de Dios; despiertan toda mi sensibilidad. Yo creo que el grupo de música más grande del mundo es’ Hakuna’ porque hay miles. Son grupos que siguen a Cristo y cada uno busca la adoración como núcleo de su vida. Y en las adoraciones cantamos.
Tenéis colaboradores a los que llamáis pringados. Suena un poco despectivo. ¿No es un poco provocador decir esto?
Queríamos que el rasgo que definiese a la persona que se comprometía, que encontraba su lugar en la Iglesia dentro de ‘Hakuna’, no fuese un puesto de relevancia. El pringado es aquel al que no le importa qué hacer porque lo que quiere es ponerse al servicio de los demás.
¿Cómo es posible que hoy en día el Palacio de Vistalegre de Madrid se llene con más de 8000 personas para escuchar canciones de Dios? Dígame el secreto.
Los primeros sorprendidos fuimos nosotros cuando vimos el ‘sold out’ tiempo antes del concierto. Sobre todo, creo que el secreto está en que el fuego no puede no quemar. Por eso en Vistalegre se dieron cita personas cercanas a la Iglesia y personas alejadas, ateos y creyentes, jóvenes, padres de chavales, y abuelos e hijos. Porque todo el mundo que ha experimentado algo que le ha liberado quiere que los demás también lo experimenten.
Ilusión. Compasión. Alegría. ¿Cuál de todos los mensajes que os transmitió el Papa te parece que llega al corazón de Hakuna?
«No aflojen». Ese es un mensaje. Ahora estamos haciendo pulseras con «no aflojen» para recordar esa súplica, ese grito del Papa: «No aflojéis». Pero también es verdad que un mes antes, en agosto, me escribió y me mandó un vídeo en el que me decía: «Siga con la creatividad». Yo me quedaría con esos dos mensajes. Creo que van muy dirigidos a ‘Hakuna’. La creatividad, porque el amor siempre es creativo. Entonces me quedaría con la creatividad y el no aflojar.
¿Qué recomendación nos darías a profesores, a feligreses, para favorecer la participación en las liturgias y para que la gente joven, y también los no tan jóvenes, acudan nuevamente a los sacramentos?
Que todo sea verdad. Yo creo que, además, aunque, a veces, veamos tendencias descendentes, tendencias numéricas, la historia es imprevisible porque el factor de la libertad no permite pronosticar el futuro. Depende en todo momento de la libertad de los hombres y de la apertura y de la fuerza de Dios. Por eso, yo recomiendo que todo sea verdad. No tener afán expansionista. No tener afán de recuperar números. Tener afán de que sea verdad.
¿El cristianismo, el catolicismo, están pasando un bache, una crisis, o crees que sólo nos estamos fijando en lo negativo y hay mucho más?
Yo creo que lo que está en crisis es el mundo, la sociedad. El número no me da el nivel, el termómetro de la crisis, de una situación, de una realidad, sino que lo que me da es la autenticidad, la verdad. Yo creo que está en crisis el hombre que habita la Iglesia y tiene que hacer una ruptura mayor con el mundo para poder aceptar, y asimilar, recibir el don y el mensaje de Dios. Cuando vean cómo nos queremos y vean nuestra felicidad… Eso es el grito de esperanza de este mundo: ver a una persona feliz.