«Destrozada y todavía en ‘shock’», así está Nuria González, la viuda de Fernando Fernández-Tapias tras la muerte el pasado miércoles de madrugada de su marido, uno de los empresarios más populares y respetado de nuestro país. «No se lo esperaba, Fernando habría estado hospitalizado en más de 20 ocasiones en los últimos años, pero lo último que se esperaba Nuria es llegar al hospital y no salir de allí con él. No estaba preparada para este desenlace», relata una fuente muy cercana a la viuda. Lo que todos coinciden es en destacar el cariño y la entrega que le había profesado en los últimos años.
«Ha vivido 20 años por Nuria porque sino hubiese fallecido a los dos años. Ella se acordaba de memoria hasta de las medicinas que tomaba. Le cuidaba como a un príncipe», confiesa esta misma fuente. Son muchas las informaciones que hablan de la mala relación que tenía Tapias y su viuda con los seis hijos fruto de dos matrimonios anteriores a este. Una ruptura familiar que se produjo hace cuatro años cuando en abril de 2019, el empresario todavía en poder de todas sus facultades, decidió reestructurar la sociedad familiar preparando así su relevo. En aquel momento apartó a sus tres hijos mayores; Fernando, Borja e Íñigo Fernández-Tapias de todos los órganos de poder y se lo otorgó todo a su hijo Juan Carlos, más conocido como Tito. Una decisión que no gustó a todos aunque la respetaron.
La traición según relata su entorno no vendría hasta que en marzo de 2021, los hijos pidiesen ante la Justicia la incapacitación de su padre, y de esta forma poder impugnar el trasvase de poderes del conglomerado empresarial que se había hecho unas semanas antes de verse en los juzgados. En el Juzgado de Primera Instancia e Incapacidades número 30 de Madrid ubicado en la plaza de los Cubos se pudo ver a sus seis hijos y al empresario acompañado de su esposa y su hijo Iván-fruto de su matrimonio con Nuria- quien declaró a favor de su padre. También los mejores amigos de Fefé; Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, y el periodista y empresario Lalo Azcona declararon en su defensa. De la Sala se salió con un acuerdo provisional, pues fuentes cercanas aseguran a ABC que el conflicto legal continua.
Medidas temporales
Como medida temporal se acordó que Florentino Pérez actuase como mediador en todas las decisiones de carácter administrativo y empresarial y que del cuidado y las decisiones referentes a la salud del empresario se hiciese cargo su esposa Nuria González. «Fernando aseguró delante de mucha gente que no iba a perdonar un golpe así a sus hijos. Confesó haberse sentido utilizado a la hora de firmar algunos documentos fiándose de la buena fe de sus vástagos. No quería ni que fuesen a su entierro», aseguran fuentes cercanas al empresario. Una voluntad que por mucho que se haya querido especular, Nuria González, con la exquisita educación que la caracteriza, no llevó a cabo y dejó que libremente sus hijos pudiesen despedirse de él, no prohibiéndoles su entrada como se ha dicho.
«Nuestro padre falleció a las dos de la madrugada y nos pusieron un mensaje a las ocho de la mañana, como a su casa no podíamos ir porque lo teníamos prohibido, fuimos al tanatorio. Cómo no vas a poder ir a darle el último adiós, cuando no has podido verle en los últimos cuatro años. Si no hay relación porque no se han podido llevar las cosas como Dios manda, no pasa nada, con respeto y educación nos damos el pésame y no nos contamos nada más», explican algunos de los hijos del empresario a ABC. Hablan en plural porque los cinco forman una piña y están de acuerdo en todas las decisiones que han tomado en este conflicto familiar. Preguntados si son conscientes de que su padre se sintió traicionado por ellos opinan que «se han torcido las cosas tanto que no damos crédito, nosotros queremos preservar nuestra intimidad y que no se nos tache de hijos díscolos porque llevamos aguantando cuatro años. Y todo por haber hecho una actuación que creemos que el 90 por ciento de las personas hubiesen hecho por el bien general ya que muchas personas comen y viven de esas empresas. Al margen de lo privado y lo particular».
A pesar de lo que muchos puedan pensar, no critican a Nuria, la viuda de su padre. «Siempre hubo una convivencia aceptable, respetuosa y si ningún tipo de acritud. A Nuria la escogió nuestro padre, era feliz con ella, y la hemos respetado. Nosotros nunca hemos tenido una mala obra ni un mal gesto, hemos estado en bautizos y comuniones. Mi padre era un gran padre».
Se quejan de que de la noche a la mañana su padre desapareció de sus vidas por antojo, decisión o capricho de una persona que no fue él, porque nunca se les demostró. Por delante quedan todavía cuestiones judiciales por resolver y un testamento por abrir. Ellos confían en que el empresario dejó todo bien atado. «Esto no era un infierno de familia donde salían cuchillos de lunes a lunes, ni mucho menos. Pero cuando uno enciende una mecha en un momento crítico ya hay que fusilar al primero que aparezca. Aquí no se ha hecho nada por maldad, ni por dinero, ni por revancha, tenemos educación». Y están convencidos de que el « tiempo ponga cada cosa en su sitio sin sangre y las cosas se vayan acallando porque son solo rencillas mal entendidas y movimientos que a la prensa les pueden interesar pero a nosotros nos molesta, nos incomoda y nos altera nuestro día a día. Esto es un circo que queremos cortar ya. Tiene que prevalecer, el papel y el legado empresarial de nuestro padre», reclaman.
Futuro asegurado
En 2019, Nuria González, tercera esposa del empresario pasó a ser apoderada de siete sociedades del naviero que acumulaban un patrimonio de 120 millones de euros en activos. Con ese movimiento, el empresario aseguró el futuro de su mujer y de sus dos hijos menores, Iván y Alma. Tras el millonario divorcio de Tapias de su segunda mujer Juana García Courel que se saldó con 12 millones de euros, el empresario comenzó a salir con Nuria González, 30 años menor que él.
En octubre de 2002, tras cuatro de noviazgo, la pareja contrajo matrimonio por la Iglesia. Ella dejó su trabajo como modelo para centrarse en la vida familiar. En estas más de dos décadas de relación, siempre ha sido discreta y solo hay que tirar de hemeroteca para ver como hasta que su marido decidió hacer los movimientos empresariales, mantenía muy buena relación con todos los hijos de su marido, alguna muy estrecha como la que mantuvo con Sandra, la otra chica del clan, a la que ayudó en muchas ocasiones en su trabajo. De momento, piden respeto para poder sobrellevar el duelo en familia.