Roma, comienzo y, “ojalá”, pesa la caída de estas queridas lunas dobles, el fin de un pesaje que duró un año y que relegó a Paula Badosa a una insospechada y deleznable situación profesional; Tanto es así que, dice, no quiere ni mirarlo. clasificación. Hoy revela lo delicado de la situación: tras el partido en tres sets ante la estadounidense Coco Gauff (5-7, 6-4 y 6-1 en 2h 21m), el nombre acaba en el puesto 141; es decir, muchísimos legos de la dimensión teórica de un tenista que fue a conquistar el paraíso de Indian Wells (2021), que fue a batir entre los maestros (este mismo año) y que llegó a ascender a la segunda posición en el mundo. Feo, pues, el panorama. Sin embargo, hay motivos para la esperanza.
En el Foro Itálico de Roma es donde se desató todo el calvario, ese ligero pisotón en la columna que le provocó una fractura lumbar en las piernas y que durante un año prácticamente le impidió competir. Pero Roma también puede ser, véanlo ahora, cruzando las líneas, el escenario que marca un punto de inflexión y debería tener un espacio más natural, teniendo en cuenta el volumen que le puede permitir aumentar su juego. “¿Por qué no?”. La española (26 años) tiene la llave para quienes quieren congeniar, porque más que la norteamericana la ha hecho descansar, el final de los últimos días chupará luz y dormirá con la sensación de impotencia de los últimos Pocos diás. Son unos partidos de octavos de final, sí, pero con un contenido muy simbólico.
De entrada, Badosa no olvidó sumar cuatro partidos consecutivos después de hace un año, precisamente en Roma, que marcaron una evolución en cuanto a salud física, mental y anímica. Incluso las transmisiones de que el cuerpo no responde a nada, su nivel no está demasiado lejos del ofrecido para jugadores de alto nivel; Los triunfos ante Mirra Andreeva —la joven que probablemente esté apretando más—, Emma Navarro —otra tenista que está creciendo— y Diane Shnaider invitan al optimismo, teniendo en cuenta que puedo responder a Gauff, tres del mundo, hasta el depósito desapareció al final de los días anteriores. Y por todo lo demás, se ve la maravillosa sensación de haber tenido un impulso momentáneo hacia la espada.
Diario de Camilla, con muchas horas de rehabilitación, tratamientos y pellizcos de cortisona como entrenamiento, la española pudo completar una razonable secuencia de competición, con dos remontadas meritorias y un cariño final con Gauff que con un poco más de suerte y sin estas dobles faltas en el futuro bien podrías haber caído de tu lado. La Policía Estatal, de todas formas, la devolvió sin sorpresas al saber que estaba rota. En pleno partido —con 12 rotaciones, excesivas imprecisiones en el saque (11 dobles y nuevos tiros) y también muchos errores (40-32)—, Badosa protegió a su rival hasta que le fallaron las fuerzas y se descompensó. En cualquier caso, el sabor de boca es muy diferente a torneos anteriores y donde hizo poco sólo por la oscuridad —“todas las semanas tenía una decepción, es muy difícil preocuparse por eso”, dice en Madrid—, ahora encuentra los estímulos para seguir Peleando.
Paradojas del tenis, la abundante boca de aire en Roma contrasta con la fresca realidad del momento, que señala que hoy es el sexto partido español entre Sara Sorribes (46ª), Cristina Bucsa (69ª), Rebeka Masarova (88ª), Jessica Bouzas (100.ª) y Marina Bassols (111.ª), que no bajaban de ranking desde 2018, una época de gran éxito y depresión; pero, al mismo tiempo, garantiza su presencia en Roland Garros hasta la necesidad de disputar la fase previa, al estar amparado por el largo periodo de inactividad (seis meses) del curso pasado. En París, por tanto, tendrás otra oportunidad para seguir regenerándote y ganando confianza, siempre y cuando tu columna te lo permita. El Foro Italiano, un antes y un después para ella. ¿Punto de giro en otra ocasión?
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